martes, 27 de enero de 2015

Las Lagunas de Villafáfila I

¡¡Hola a todos de nuevo!!
Esta vez quería hablaros de mi último viaje a "pajarear".
Para empezar hay que situarse, ¿de acuerdo?
Bueno, pues no cerréis los ojos que no podréis leer. Imaginad que os encontráis en Zamora, en lo más interno de la provincia. Por si alguien nunca ha estado os cuento que el paisaje es tremendamente llano y extenso, da la sensación de que nunca acaba. Los campos de cultivo, junto con pequeños rebaños de ovejas, adornan esta llanura. Se trata de una tierra muy impermeable que con frecuencia se encharca o forma barro. Imaginaos cómo estaban los caminos.

Busardo ratonero (Buteo buteo) con un paisaje típico zamorano de fondo.

¿Os vais situando? Muy bien.
Bueno, ahora que ya tenemos en mente la apariencia del lugar, vamos a imaginarnos un pueblecito zamorano, muy bonito y muy bien cuidado, con sus tractores y sus señores mayores. Este pueblo es Villafáfila y como bien recordáis, la tierra aquí se encharca con frecuencia. Este fenómeno favorece que nuestra pequeña población cuente con un enorme humedal en sus inmediaciones. Imaginad, todo un pueblo de esos que gustan a casi todos, de los de olor a chimenea, con el valor añadido que aporta un humedal. Cuesta imaginarlo ¿verdad? Este humedal es la Reserva Natural de las lagunas de Villafáfila, en la que todos estabais pensando.

Lagunas de Villafáfila. 08:30 de la mañana.

¿A cuantos de vosotros os gusta madrugar? Supongo que a ninguno, como nos pasa a Pablo Fernández y a mí. Y madrugar cuesta aún más cuando la temperatura exterior llega a la friolera de -6ºC. La verdad es que el frío que hizo los días de nuestra visita fue singularmente extremo. A pesar de ello disfrutamos durante todo el día de un sol espléndido que nos dio algunos momentos de calor. Pensaréis que esto nos pasa por ir en invierno a Zamora. Pues sí, es cierto, pero las fechas de la visita son idóneas para poder encontrar ánsares en las lagunas, que fue uno de nuestros objetivos del viaje. Y así ocurrió, tras pocas vueltas fue difícil no toparse de cerca con un grupo numeroso de ánsares comunes. Según los datos que recoge Villafáfila en su web, por estas fechas es fácil que el número de ánsares ascienda hasta los 30000 ejemplares ¡Una barbaridad! Y a la vez una oportunidad para no perderse a esta ruidosa ave.

Ánsares comunes (Anser anser) con Villafáfila de fondo

Cuando estábamos a punto de terminar de pasear por los alrededores en busca de ánsares, nos pasó volando hasta posarse a unos 700 metros, una avutarda, el ave voladora más pesada del mundo. Eso sí que era una sorpresa, pues lograr ver a las avutardas en su hábitat natural fue otro de los objetivos que tuvimos durante la visita. Pero se fue. Tardó apenas unos minutos en desaparecer volando por el horizonte. ¡Vaya fiasco! Bueno, todavía quedaba mucha jornada por delante y nuestra próxima parada era prometedora, la "Casa del parque". Este lugar lo constituyen varias lagunas artificiales idóneas para las anátidas (ánsares y patos) y para otros grupos de aves, como lo son las rálidas (fochas) y los podicipediformes (zampullín). En este lugar, que también actúa como punto de información de la reserva natural, las aves se dejaron ver desde mucho más cerca gracias a los observatorios habilitados para la actividad. Las siguientes aves son las que que pudimos ver en la Casa del Parque:

Ánsar común (Anser anser)
Focha común (Fulica atra)
Ánade azulón (Anas platyrhynchos)
Silbón europeo (Anas penelope)
Porrón europeo (Aythya ferina)
Porrón moñudo (Aythya fuligula)
Zampullín chico (Tachybaptus ruficollis)
Abubilla (Upupa epops)

Ánsar común (Anser anser). Casa del Parque.
Focha común (Fulica atra). Casa del Parque.
Ánade azulón (Anas platyrhynchos). Casa del Parque.
Porrón europeo (Aythya ferina) en primer término. Casa del Parque.
Hembra izquierda, macho derecha de porrón moñudo (Aythya fuligula). Casa del Parque.
Zampullín chico (Tachybaptus ruficollis) plumaje invernal. Casa del Parque.

Sin duda mi favorita, por su forma, su silueta y su plumaje con colores contrastados, es el porrón moñudo (Aythya fuligula). Además de esta, también pudimos observar muchas más aves en la reserva, pero eso lo guardo para otra ocasión.
Gracias a todos.

Si alguna vez tenéis la oportunidad de viajar a las Lagunas de Villafáfila os aconsejo que os paséis por la Casa del Parque. La entrada cuesta 1,5 € los adultos, pero cuidado, abre solo de jueves a domingo, consultad los horarios. Merece la pena pagar esa pequeña cantidad por visitar unas lagunas artificiales que consiguen albergar una maravillosa fauna. Además una vez que adquieres los tiques puedes entrar a cualquier hora del día.

Es recomendable también, para los que vayáis, que hagáis un parón en el camino y os acerquéis al Restaurante El Palomar (Carretera, 6, 49136, Villafáfila, Zamora). Allí os atenderán gustosamente. Además también venden diversos productos gastronómicos de la tierra de exquisita calidad y otros productos artesanales para coleccionistas.

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