martes, 26 de mayo de 2015

El humedal por excelencia

Con sus 3030 ha, el Parque Nacional de las Tablas de Daimiel sigue siendo el mayor humedal interior del territorio español. A pesar de los problemas que la sobreexplotación agrícola provocó, su estado actual es bastante bueno aun habiendo pasado por momentos muy críticos ya que la mayoría de las grandes extensiones de cultivos de regadío que rodean el Parque Nacional han utilizado, durante años, el agua de pozos, dañando así el acuífero y el sistema hídrico general.

Aún así la importancia de este hábitat le ha concedido otras figuras de protección a parte de la de Parque Nacional. El humedal contiene una ZEPA (Zona de Especial Protección para las Aves) de la Red Natura 2000 dado su interés ornitológico, está protegido por el Convenio Ramsar a causa de su importancia internacional como hábitat de aves acuáticas. A su vez, las Tablas de Daimiel son Reserva de la Biosfera con la zonificación estricta que demanda la Unesco.

Las características del ecosistema lo hacen merecedor de dichas protecciones, y es que las Tablas reúnen las características para atraer grandes grupos de fauna, sobre todo aves y en concreto varias familias muy asociadas al humedal: Podicipedidae, Ardeidae, Anatidae y Rallidae. Esto se debe a la continua lámina de agua que inunda gran parte del Parque Nacional.

Imagen típica de las Tablas de Daimiel, Ciudad Real.
1.- Lámina de agua constante; 2.- Anátida.
Focha común (Fulica atra) en las Tablas de Daimiel.
Típica especie, de la familia Rallidae, favorecida por la continua lámina de agua. 
Macho arriba, hembra abajo de pato colorado (Netta rufina) en las Tablas de Daimiel.
Otra especie beneficiaria de la lámina de agua constante, esta vez se trata de una anátida.
Macho arriba, hembra abajo de porrón europeo (Aythya ferina) en las Tablas de Daimiel.
Otra anátida que saca provecho del constante encharcamiento.
Anteriormente la lámina de agua se mantenía gracias al acuífero, pero tras varias épocas de sequía a causa de la sobreexplotación mencionada se tuvo que recurrir a medidas desesperadas y el agua que hoy inunda las Tablas pertenece al trasvase Tajo-Segura y así se asegura un mínimo encharcamiento.
De la lámina de agua también depende la vegetación palustre que a su vez sirve de refugio para aves, ya que aguiluchos laguneros y otras rapaces depredan sobre las anátidas y otras acuáticas. Esta vegetación, dispuesta en zonas de orillas y pequeñas islas, confiere seguridad a muchas aves. Además el carrizo sirve a muchas aves para situar sus nidos ya que así son mucho menos accesibles a ratas, zorros o jabalíes, aportando seguridad y un buen material de construcción. Las aves no son las únicas que se ven beneficiadas por los "bosques" e "islas" de carrizo, los anfibios se desarrollan mejor y tienen lugares seguros en los que establecer sus puestas.

Paisaje primaveral de las Tablas de Daimiel, Ciudad Real.
1.- Islas de carrizo donde crían algunas aves.
2.- Vegetación palustre densa actuando de hábitat para anfibios y refugio para aves.
Somormujo lavanco (Podiceps cristatus) en las Tablas de Daimiel.
Una de las especies que forma nidos entre la vegetación palustre.
Macho de aguilucho lagunero (Circus aeruginosus) en las Tablas de Daimiel.
Una de las rapaces depredadoras en las Tablas y que anida en los carrizos.
Águila real (Aquila chrysaetos) a la derecha tras ser hostigada por un aguilucho lagunero en las Tablas de Daimiel.
También la reina de las rapaces puede capturar alguna anátida de las Tablas.
Carricero común (Acrocephalus scirpaceus) en las Tablas de Daimiel.
Este pequeño paseriforme no solo nidifica, sino que también se refugia entre el carrizo.
De esta costumbre proviene su nombre común. A veces es difícil verlo por sus colores.
La superficie inundada y cubierta de vegetación es también una fuente de alimento y el hábitat perfecto para los animales que componen la dieta de muchas aves y anfibios. Por ejemplo, producen alimento para las anátidas que se comen plantas acuáticas, también, como la mayoría de los ecosistemas acuáticos, generan una gran cantidad de mosquitos (Dípteros) y otros invertebrados como las libélulas (Odonatos) alimento de anfibios y aves insectívoras.

Escena típica de las Tablas de Daimiel, Ciudad Real.
1.-Ejemplo de anátida que se alimenta de plantas acuáticas.
2.- Plantas acuáticas cuyos tallos verdes se aprovechan.
Macho de ánade azulón (Anas platyrhynchos) a la derecha en las Tablas de Daimiel.
Una de las especies de la familia Anatidae que se aprovecha de los tallos de las plantas acuáticas.
Abundan los mosquitos (Dípteros) en los ecosistemas húmedos como las Tablas de Daimiel.
Fundamentales en la dieta de algunos paseriformes insectívoros.
Golondrina común (Hirundo rustica) en las Tablas de Daimiel.
Este pequeño paseriforme se alimenta de los Dípteros como los mosquitos de las zonas húmedas.
Pareja de libélulas (Odonatos) poniendo los huevos en el agua de las Tablas de Daimiel.
Este y otro tipo de invertebrados son los favoritos de los anfibios de las Tablas.
Los alrededores de las orillas están llenos de tarayares, formados por la especie Tamarix sp. típica de las zonas con agua subterránea. Estos árboles cuando se secan pierden todas sus hojas y queda solo el tronco y las ramas en pié. Si se da la circunstancia de que además el agua acaba cubriendo los viejos árboles estos son aprovechados por otra familia de aves, las ardeidas que crean grandes colonias donde sitúan sus nidos o sus dormideros concentrando en ambos casos elevados números de individuos y varias especies diferentes.

Colonia de ardeidas en las Tablas de Daimiel.
En este caso sobre todo se trata de garcillas bueyeras y de algún martinete.
Para terminar este corto y poco exhaustivo viaje por las Tablas de Daimiel, vamos adentrarnos en sus alrededores, en los pastizales, herbazales y pueblos aledaños, pues juegan un papel también importante. En especial los pueblos mantienen otro tipo de avifauna diferente que suele acudir a las tablas para alimentarse, beber agua o buscar material con el que construir sus nidos. Los pocos herbazales cercanos, sin embargo, a penas concentran especies de aves.

Varias garcillas bueyeras (Bubulcus ibis) alimentándose en las Tablas de Daimiel.
Este comportamiento es muy típico y en ocasiones se la ve junto al ganado vacuno.
De esta costumbre proviene su nombre.
Jilguero europeo (Carduelis carduelis) en los pueblos cercanos a las Tablas de Daimiel.
Este pequeño paseriforme se alimenta de las semillas de plantas y árboles como este pino.
Nido de avión común (Delichon urbicum) en los pueblos cercanos a las Tablas de Daimiel.
Uno de los primos cercanos de la golondrina, construye nidos parecidos a su pariente.
Tras este rápido vistazo a un ecosistema como el de las Tablas podemos concluir que la protección de todos y cada uno de sus componentes depende de nosotros. Vegetación palustre, libélulas, recursos hídricos, herbazales, árboles viejos, zonas rurales, y más elementos que no hemos comentado aquí hacen posible que todo siga funcionando. Sin alguno de estos pilares disfrutar de los colores del jilguero, los vuelos de la golondrina o de la diversidad de aves acuáticas no sería posible. Por tanto hay que evitar actividades o actuaciones que pongan en peligro alguno de estos componentes, evitando episodios parecidos al de la sobreexplotación del acuífero, solo así podremos conservar a las aves, o a otras especies. Protegiendo y conservando el conjunto.

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