martes, 29 de noviembre de 2016

El Bebedero del Pardo

A apenas 30 minutos de la capital, se extiende el bosque mediterráneo más importante de toda la Comunidad de Madrid y uno de los que presenta mejor estado de conservación en cuanto a su flora y su fauna. Se trata también de uno de los mejores lugares a los que ir a ver la berrea de los ciervos y la ronca de los gamos dada la abundancia de ambos mamíferos. También es hogar de otros muchos animales como jabalís, conejos, zorros o la imponente y elegante águila imperial ibérica.

Sin embargo, nuestros protagonistas de hoy son de talla más pequeña y colores más vistosos. Se trata de las aves forestales que viven entre encinas y matorrales de este bosque adehesado. La variedad y riqueza de este lugar atrae a muchas especies de aves, como la curruca carrasqueña, el rabilargo ibérico, los mirlos, lavanderas o los petirrojos. Todas estas aves de diferentes preferencias coinciden en un mismo punto de este espacio natural tan extenso. Se trata de un pequeño aporte de agua que encharca el terreno, haciendo más accesible el agua a los habitantes del bosque y que se ha convertido en el bebedero del Pardo.


Cuando uno se va acercando, ya puede ir escuchando el jolgorio y los cantos de tan alegres aves, que tras revolotear, acaban disfrutando de este tranquilo rincón. 

Los más abundantes son los herrerillos, que llegan de todas partes a beber agua y bañarse. Sus hermosos colores amarillos y azul resaltan y se reflejan en el agua, haciendo de este momento un recuerdo único y precioso que por supuesto queda fotografiado.

Herrerillo común (Cyanistes caeruleus) acercándose a beber.
Los reflejos en el agua son tan bonitos como el plumaje de esta especie.
Herrerillos comunes (Cyanistes caeruleus) acercándose a beber.
A pesar de que son especies solitarias, se pueden ver varios ejemplares juntos en este bebedero.

Los siguientes en llegar son los bandos de jilgueros, que son más tolerantes y crean bandos de varios ejemplares. Esto les sirve mucho como supervivencia comunal, es decir, si uno de ellos encuentra una fuente de agua y por defecto todos acaban saciandor su sed en ella. De esta forma, en este el bebedero del Pardo, llegan muchos jilgueros a bañarse y beber. Muchos son adultos y ya presentan los colores llamativos típicos de esta especie, mientras los pollos del año carecen de las plumas rojas que aprecen en la cara de los adultos.

Juvenil (izda.) y adulto (drcha.) de jilguero común (Carduelis carduelis) bebiendo en el Pardo.
Carboneros comunes y papamoscas cerrojillos son las otras dos especies que siguen llegando desde todos los rincones del Pardo. Aquí se juntan hasta seis o siete especies diferentes con un mismo fin, beber y bañarse.

Carbonero común (Parus major) se acerca sigilosamente a beber.
Son desconfiados y tratan de pasar el menor tiempo posible  en el bebedero.
Papamoscas cerrojillo (Ficedula hypoleuca) cerca del bebedero.
Esta especie es más habitual durante el otoño y el final del verano.

Entre tanto, se acerca pasando desapercibido, un reyezuelo listado.  Su pequeño tamaño hace que el resto de especies no se percaten de su presencia hasta que está cerca. En ese momento el tamaño marca la diferencia y el pobre y chiquitín reyezuelo se aparta un poco a una esquina del bebedero y se pega un buen baño. Menudas pintas tiene después del lavado, parece que haya salido de la centrifugadora.

Reyezuelo listado (Regulus ignicapilla) se acerca tímidamente intentando pasar desapercibido.
Su tamaño, de apenas 9 cm le convierte en uno de los pájaros más pequeños de nuestra fauna.
Reyezuelo listado (Regulus ignicapilla) tras el baño parece una bola de algodón mojada.
Las aves necesitan agua para beber y bañarse. Este recurso de vida es particularmente importante durante dos épocas del año; en invierno, cuando muchos de los aportes cotidianos se han congelado y las aves no pueden acceder a ellos; y en verano, cuando las cálidas temperaturas y la sequía hacen difícil la tarea de buscar agua. Pero para entenderlo mejor, puedes ver este pequeño vídeo que muestra la diversidad del Monte del Pardo, su riqueza y la importancia del agua para las aves.

Música: Daniel Daguerre Narración: Jesús Palop

Como habrás comprobado en el documental, los trepadores azules, especies acostumbradas a estar subiendo y bajando por los troncos, se acercan esta vez hasta el bebedero para lavarse las plumas y por lo tanto protegerse mejor frente al frío. Es sorprendente también ver a otra de las especies, que en ocasiones ha compartido tronco con los trepadores. Hablamos del agateador europeo que se acerca también hasta el bebedero sin antes bajar trepando desde el tronco más cercano.

Trepador azul (Sitta euroepeae) en el suelo cerca del bebedero. 
Agateador europeo (Certhia brachydactyla) parece que con ese pico tan fino le cueste beber agua.
Es gracioso ver de vez en cuando esta especie tan trepadora y ágil por los suelos.

A medida que avanza la mañana, el número de aves que se ha acercado a beber hasta aquí supera las expectativas. El número de especies es cada vez mayor y todavía nos quedan muchas para que nos visiten. Una de ellas, de hermoso colorido pasa ahora por una de sus mudas y no puede mostrarnos sus amarillos, negros y pardo rojizos que decoran normalmente su plumaje. Nos referimos al escribano soteño, que sin el típico antifaz puede parecer hasta un triguero.

Escribano soteño (Emberiza cirlus) otra de las especies que depende de este manantial.

Cuando casi parece que todo se está acabando y que ya lo único que va a venir a beber son herrerillos, aparece un grupo de pajarillos que suena familiar. De cola larga y muy redondos, el bando de mito se mueve ágil entre las ramas antes de ir a parar a nuestro concurrido bebedero. Pero antes, mucho antes incluso de que lleguen a posarse en el agua, un macho de pinzón se les ha adelantado y ya casi ha logrado saciar su sed.

Macho de pinzón vulgar (Fringilla coelebs) entre las especies que bajan a beber.
Los machos presentan estos colores, mientras las hembras son algo más apagadas.
Mito común (Aegithalos caudatus) en este caso anillado.
Su larga cola y su rechoncho y pequeño cuerpo le dan un aspecto muy adorable.

Finalmente y ya casi cuando me estoy yendo, aparecen tres nuevas especies que no habían llegado antes. Las tres presentan colores amarillos, vaya coincidencia. Se trata del serín verdecillo y los mosquiteros común y musical, a este último parece que el bebedero le ha venido muy bien, así podrá reponer fuerzas antes de continuar con su migración.

Serín verdecillo (Serinus serinus) con sus llamativos amarillos cerca de la orilla.
Mosquitero común (Phylloscopus collybita) dejando reflejar su ceja amarilla sobre el agua.
Mosquitero muscial (Phylloscupus trochilus) reponiendo fuerzas antes de continuar su largo viaje.

Como bien muestra el documental, la dependencia de las aves sobre este y otros muchos manantiales, fuentes y abrevaderos puede poner en riesgo su supervivencia durante el próximo invierno. El acceso a agua para estas aves de apenas unos gramos puede marcar la diferencia. Por eso, además de colocar comederos en tu jardín para ayudar a las aves durante el invierno, incluye también algún aporte de agua, seguro que ellas te lo agradecerán.







martes, 22 de noviembre de 2016

¿Estornino pinto o negro?

Esta pregunta nos la hemos hecho muchas veces cuando se va acercando el invierno. Por estas fechas tanto adultos, como jóvenes de ambas especies han mudado todas sus plumas. Esta muda invernal es la que más problemas trae a la hora de diferenciarlos en el campo. Sus hábitos y sus costumbres son muy similares, lo que en ocasiones se traduce en compartir el mismo hábitat, lo que dificulta la tarea de diferenciarlos.

En la Península podemos ver las dos especies:
  • Estornino pinto: Sturnus vulgaris
  • Estornino negro: Sturnus unicolor
Es muy fácil confundirlos, sobre todo en invierno, por lo que aquí se destacarán una serie de marcas diagnósticas, costumbres, distribuciones y fenología, una serie de pautas para comenzar a divertirse intentando identificar a nivel de especie este grupito de aves de costumbres gregarias y ruidosas. Son aves medianas de plumajes oscuros con reflejos aceitosos que pueden confundirse con otras aves como los mirlos o incluso el roquero solitario, aunque no tienen nada que ver.

Identificación

Estornino pinto (Sturnus vulgaris).

Estornino pinto: Presenta muchas motas claras, especialmente por el lomo, la parte superior de la cabeza (conocido como píleo) y el vientre. Su plumaje es oscuro tirando a verdoso y las plumas de la garganta son algo cortas. En primavera pierden la mayoría de esas motas, pero mantienen el verdoso. Para diferenciar sexos hace falta fijarse en la base de la parte inferior del pico, que es gris azulada en machos (Foto 3) y rosa en hembras (Foto 2), Aunque estas características solo son patentes a partir de marzo-abril.

Estornino negro (Sturnus unicolor).

Estornino negro: Son oscuros con reflejos y las plumas de la garganta largas (Foto 5) menos en hembras. Los machos adultos carecen de motas durante todo el año. Las hembras, sin embargo, las presentan en otoño. Los juveniles del año y las hembras de segunda primavera, también tienen pintas en lomo y vientre (Foto 9). Pero la principal diferencia para distinguir estorninos negros con motas, de los estorninos pintos es que los individuos con motas de estornino negro nunca las presentan en el píleo (parte superior de la cabeza).

Familia

Orden Passeriformes; familia Sturnidae.

Hábitat

Desafortunadamente, este no será uno de los aspectos que más nos ayuden a diferenciar a estas aves de talla mediana. Ambos son pájaros que en invierno frecuentan olivares y frutales y forman enormes dormideros en carrizales y árboles de hoja perenne. Son habituales vecinos de pueblos y zonas rurales (Foto 4), que les quedan cerca de cultivos y pastizales, donde se alimentan.

Mapa de distribución

Distribución en época reproductora de estornino negro (Sturnus unicolor).
Desde hace alguno años también se reproduce en Menorca.
Distribución en época reproductora de estornino pinto (Sturnus vulgaris).
Distribución invernal de estornino negro (Sturnus unicolor).
Desde hace ya algunos años está presente en Menorca.

Distribución invernal de estornino pinto (Sturnus vulgaris).

Comportamiento alimenticio

Ambas son aves que se alimentan en el suelo (Foto 1). En algunos casos se pueden ver algunos ejemplares alimentándose en vuelo, pero no es lo habitual. Forman pequeños bandos en verano y grandes en invierno junto a cultivos (Foto 8). Esta tampoco es una de las características que no permiten diferenciarlos.

Dieta

Suele ser mixta y se basa en todo tipo de invertebrados, semillas y bayas que haya por el suelo. En ocasiones captura hormigas voladoras.

Nidificación

El lugar del nido depende completamente del ambiente por el que se mueven. La única y sutil diferencia entre ambos a la hora de nidificar, es que el estornino pinto utiliza, además de los huecos en los muros y los tejados como el negro (Foto 6), los huecos en los árboles. Aunque el carácter generalista de los estorninos negros puede llevarles a situar sus nidos en árboles en alguna ocasión. 

Galería de fotos

Foto 1. Estorninos pintos (Sturnus vulgaris) alimentándose en un pastizal.
Foto 2. Hembra de estornino pinto (Sturnus vulgaris) con el plumaje invernal y base del pico rosa.
Foto 3. Macho de estornino pinto (Sturnus vulgaris) plumaje mudado y base del pico azul.
Foto 4. Estorninos negros (Sturnus unicolor) jovenes, hembras y machos juntos.
Foto 5. Macho de estornino negro (Sturnus unicolor) cantando, plumas de la garganta largas.
Foto 6. Macho de estornino negro (Sturnus unicolor) cerca del nido reclamando territorio.
Foto 7. Pollo de estornino negro (Sturnus unicolor) antes de la muda invernal no muestra motas.
Foto 8. Bando invernal de estorninos negros (Sturnus unicolor).
Foto 9. Juvenil (izqda) y hembra (drcha) de estornino negro (Sturnus unicolor) con pintas en invierno.

Migración

De los dos, es el estornino negro el más sedentario, a penas hace algunos movimientos de dispersión, sobretodo los juveniles tras la temporada de cría, en busca de nuevos territorios. El estornino pinto es, por el contrario, un invernante en nuestro territorio. Muchas aves del norte de Europa viajan en octubre-noviembre a España para pasan un invierno más suave, y en enero-febrero para volver a sus territorios de cría, aunque hay una población que se queda todo el año en el norte de la península.

Estado de conservación

Ambas especies no aparecen en el Listado de Espacies Silvestres en Régimen de Protección Especial, pero si se encuentran catalogadas como LC "preocupación menor" según la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN). Tanto el pinto como el negro no muestran amenazas ni problemas de conservación, de hecho, se encuentran en expansión.

Sonidos y llamadas

Los estorninos suelen ser animales muy ruidosos, sobre todo cuando están en bando en invierno o en los dormideros, lo que en ocasiones entra en conflicto con las personas que viven cerca de estos lugares. En primavera ambas especies son cantarinas con un "tsiu-iu" largo y melódico con varias notas. En ocasiones imita a algunas especies como por ejemplo a la oropéndola.

Aves similares

Por aspecto físico se parecen bastante al mirlo común (Turdus merula), aunque este tiene la cola mucho más larga e incluso al roquero solitario (Monticola solitarius) a pesar de que este sea de color azulado.

Por el canto, como ya hemos dicho, son bastante imitadores, por lo que se pueden confundir con la especie que imitan. En la mayoría de los casos recuerdan a una oropéndola, pero también pueden sonar como cernícalos vulgares

martes, 15 de noviembre de 2016

La diversidad de las Tablas de Daimiel

El Parque Nacional de las Tablas de Daimiel es uno de nuestros 15 parques nacionales y el más pequeño de los quince. Su singular extensión húmeda en mitad de Castilla La Mancha, la convierten en uno de los "hotspots" o puntos calientes en biodiverisdad. Está adecuado con pasarelas de madera y senderos indicados para evitar que las grandes masificaciones que visitan cada año este Parque alteren los valores propios de un parque nacional. Su historia es un relato interesante y alarmante sobre sequías y problemas de desecaciones. Sin embargo, los ríos que riegan esta comarca son de naturaleza muy diferente, unos de aguas dulces y otros salinas, lo que crea un pequeño paraíso que acaban aprovechando diferentes tipos de fauna.

Tras una visita a principios del mes de noviembre y con la amena compañía de Luis, Fernando y Daniel, dimos testimonio de lo que ocurre en este privilegiado ecosistema ahora que se va acercando el invierno. El estado de las Tablas fue el esperado, tras este caluroso y poco lluvioso verano, la mayoría de las Tablas estaban secas, pero en ningún momento esto fue un impedimento para nuestra ambición. Tampoco lo fue para la gran variedad de avifauna que puede observarse en este lugar, algo que varía mucho en función de la estación.



Las aves residentes

Son especies cuyas poblaciones pasan todo el año en el mismo lugar, son sedentarias y por lo tanto se pueden observar desde enero hasta diciembre. La mayoría de estas son aves muy comunes y habituales en las Tablas. En nuestra visita pudimos observar algunas de las que habitan este humedal.

Somormujo lavanco (Podiceps cristatus) en una de las pocas superficies inundadas en las Tablas.
Se trata de una especie muy habitual que por estas fechas presenta este plumaje invernal.
Garcilla bueyera (Bulbucus ibis) sobre las ramas secas que quedan por encima de la lámina de agua.
Las bueyeras, en Daimiel, se pueden ver descansando en campos y las zonas húmedas todo el año
Garceta común (Egretta garzetta) de madrugada en las Tablas.
Esta especie de pies amarillos se puede ver al amanecer en los alrededores del Parque Nacional.

Garceta común (Egretta garzetta) junto al resto de ardeidas en una zona con agua.
De madrugada, sus roncos sonidos se escuchan según te vas acercando a Daimiel.
Garza real (Ardea cinerea) en la orilla cerca del poco agua que queda tras el verano.
Suele frecuentar estas zonas de agua y vegetación palustre todo el año, aunque es más habitual en invierno.
Pareja de ánade azulón (Anas platyrhynchos) hembra izqda. macho drcha.
Especie muy común en las Tablas que se ha acostumbrado bastante a la presencia humana.
Hembra de aguilucho lagunero occidental (Circus aeruginosus) la rapaz más ligada a las Tablas.
En algunos  lugares establece dormideros, pero sobre todo planea sobre el carrizo y la lámina de agua.
Macho de aguilucho lagunero occidental (Circus aeruginosus) con un poderoso vuelo.
Al atardecer se pueden ver bastantes aguiluchos buscando refugio entre la vegetación.

Macho de aguilucho lagunero occidental (Circus aeruginosus) sobrevolando nuestras cabezas.
Una mirada única con esos ojos tan amarillos que en este caso reflejan la luz del atardecer.
Gavilán común (Accipiter nisus) poco común en las Tablas, pues se trata de una especie forestal.
Daimiel posiblemente sea el lugar donde sale a cazar pájaros de pequeño tamaño.
Macho de cernícalo vulgar (Falco tinnunculus) realizando uno de sus habituales vuelos estáticos.
Los campos de cultivo, herbazales y pastos que has alrededor de las Tablas son el lugar ideal para él.
Una de las mayores sorpresas que nos pudimos llevar fue poder ver a esta especie tan esquiva.  Se trata del rascón europeo (Rallus aquaticus) un ave acuática típica de los humedales con abundante vegetación palustre en sus orillas y que normalmente no se deja ver, provocando que la única evidencia de su presencia sea su reclamo, que recuerda a los gruñidos y gritos de un cochinillo, nombre con el cuál se le conoce en algunos lugares.

Rascón europeo (Rallus aquaticus) entre las piedras de una de las orillas de las Tablas.
De color azulado y con un llamativo pico rojo, esta especie se muestra muy esquiva y tímida.
Rascón europeo (Rallus aquaticus) cerca de la orilla, donde se siente más seguro.
A pesar de la niebla mañanera, se aprecia bien su costado barrado y su pálida cola.

Gallineta común (Gallinula chloropus) con sus preciosos colores rojo y amarillo del pico.
Los bajos niveles de agua permiten hacer algo más visible a esta especie común pero esquiva.
Focha común (Fulica atra) entre las pasarelas de madera que recorren las Tablas.
Esta es otra de las especies que, como el ánade azulón, se ha acostumbrado a las multitudes.
Otra de las sorpresas fue poder localizar, en los campos de cultivo que hay antes de llegar a las Tablas de Daimiel, bastantes bandos de alcaraván común (Burhinus oedicnemus) descansando en los barbechos. De los 3 días que estuvimos, los pudimos ver en 2 ocasiones, en las que llegamos a contar hasta 34 alcaravanes juntos.

Alcaraván común (Burhinus oedicnemus) pareja descansando al amanecer.
Esta especie esteparia vive en terrenos abiertos como este.
Alcaraván común (Burhinus oedicnemus) bastante camuflado gracias a su plumaje.
De ojos enormes y tan amarillos como la base de su pico, características que lo delatan.
Avefría europea (Vanellus vanellus) en vuelo, dejando ver sus tonos negro y blanco.
Aunque en muchos lugares el avefría es invernante, aquí en las Tablas es una especie residente.
Mochuelo europeo (Athene noctua) sobre una chimenea de las casetas de los cultivos.
A pesar de la niebla, este pequeño búho se dejó ver a placer en los alrededores de Daimiel.
Mochuelo europeo (Athene noctua) sobre otra otra caseta, con algo menos de niebla.
Aquel día había bastantes mochuelos, en este caso cada mochuelo en su chimenea.
Mochuelo europeo (Athene noctua) esta vez fue más tímido y de la caseta fue hasta este árbol.
Curioso y tímido, el mochuelo, habitual de estos cultivos, se nos queda mirando.
Cogujada común (Galerida cristata) este aláudido casi nos pasa desapercibido entre los alcaravanes.
De color terroso se puede confundir entre lo barbechos que frecuenta.
Lavandera blanca (Motacilla alba) cerca de la entrada al Parque Nacional.
Acostumbrada a nuestra presencia nos recibe nada más llegar a las Tablas.

Colirrojo tizón (Phoenicurus ochruros) sobre una antena del centro de las Tablas.
En las casetas y los edificios de la entrada se pueden ver los colirrojos bastante confiados.

Macho de tarabilla común (Saxicola rubecula) en una bonita estampa entre el carrizo.
Es bastante común verla en las plumas de los carrizos exhibiendo su rojizo pecho.
Macho de tarabilla común (Saxicola rubecula) también entre los carrizos.
Bastantes machos y hembras abundan entre la vegetación que decora los bordes del camino.
Cistícola buitrón (Cisticola juncidis) acrobático entre la vegetación de la vera del camino.
En las Tablas se escucha mucho su tsip, tsip, tsip... y permite mucho dar con él.
Hembra de curruca cabecinegra (Sylvia melanocephala) cerca de los butrones.
Especie muy abundante en los alrededores de los arbustos.
Sin duda una de las especies que más nos interesaba ver y que abunda mucho en este humedal, son los bigotudos (Panurus biarmicus) con una de sus mejores poblaciones , aquí en las Tablas de Daimiel. Esta especie gregaria nos costó dar con ella los 3 días que estuvimos allí, pero finalmente pudimos ver varios bandos de 10-20 ejemplares entre hembras y machos. Estos últimos presentan lo que para algunos es la característica que le da la belleza a esta ave, las bridas negras que recuerdan a bigotes.

Macho adulto de bigotudo (Panurus biarmicus) entre el carrizo.
Muy inquietos, volando de un lado a otro se localizan gracias al ruido que van haciendo.
Alcaudón real (Lanius meridionalis) en una rama saliente entre el carrizo.
La vegetación palustre es un lugar que al atardecer se llena de vida ahora que llega el invierno.
Urraca común (Pica pica) al atardecer sobre una rama seca, observándonos desde lejos.
Esperando a que llegue el resto de urracas para entrar al dormidero.
Estornino negro (Sturnus uniclor) sobre una de los tejados que están próximos a las Tablas.
Es una especie muy común que se alimenta en los campos de los alrededores.
Bando mixto de gorriones morunos (Passer hispaniolensis) y gorrión común (Passer domesticus).
Ambas son especies que pasan todo el año en Daimiel.
Bando de gorriones morunos (Passer hispaniolensis) en uno de los árboles secos en las Tablas.
A pesar de su carácter residente, este tipo de bandos solo los forman en invierno.
Bando de gorriones morunos (Passer hispaniolensis) se mueven bastante por las ramas secas.
Los bandos, en algunos casos de más de 50 individuos, se mueven visiblemente por las Tablas.
Gorrión molinero (Passer montanus) en la rama de un chopo, junto a otros dos individuos.
Con su mancha en la mejilla, esta ave es inconfundible.
Bando de escribanos trigueros (Emberiza calandra) que llegan al atardecer.
Es asombroso la cantidad de trigueros que llegan con las últimas horas de sol.
Escribanos trigueros (Emberiza calandra) en el dormidero que se forma todas las noches.
Es una especie muy solitaria, pero para pasar la noche en invierno se vuelve gregario.

Las aves invernantes

Después de este largo repaso por las especies que pudimos ver en noviembre, pero que pasan todo el año en el Parque Nacional, pasamos a ver algunas de las especies que pudimos observar  y fotografiar que son características de los meses de otoño-invierno, como por ejemplo la llegada de los cormoranes grandes (Phalacrocorax carbo) especie que no se puede observar en otras épocas del año aquí en Daimiel.

Pareja de cormorán grande (Phalacrocorax carbo) se ven bastantes ejemplares en vuelo.
La falta de agua obliga a estas aves a irse a zonas inundadas que quedan lejos de los observatorios.
Garceta grande (Egretta alba) en la lejanía, dentro de las zonas que sí están inundadas.
Esta especie pasa el invienro entre nosotros y ahora muestra el pico de color amarillo (no reprod.).
Si hay algo por lo que se puede caracterizar las Tablas de Daimiel durante el invierno es por su recepción de aves invernantes de toda Europa, como es el caso de los ánsares comunes (Anser anser). Daimiel es junto con otros humedales del interior, como Villafáfila, uno de los mejores lugares para ver a estas aves migratorias. 

Bando de ánsares comunes (Anser anser) en vuelo y al amanecer se pueden ver muchos en vuelo.
La llegada de los ánsares suele estar precedida por sus gritos que delatan la identificación de esta especie.
Tarro blanco (Tadorna tadorna) en el borde de una de las zonas inundadas.
La lejanía del agua a los observatorios no nos permite admirar a esta hermosa especie.
COmo no podía se rmenos, Las Tablas de Daimiel también son un lugar ideal para la observación de grullas (Grus grus) pues en invierno llegan miles de aves, o bien para hacer escala aquí antes de continuar para el sur, o para quedarse. Entre las viajeras, destaca mucho la diferencia entre las aves adultas y los juveniles, que no muestranb los dibujos típicos de grulla que van del cuello hasta la cabeza.

Bando de grullas comunes (Grus grus) alimentándose de madrugada en un campo cerca de Daimiel.
Es habitual que en esta época cojan fuerzas en campos y dehesas antes de seguir su camino.
Pareja de grulla común (Grus grus) arriba adulto y abajo juvenil, las diferencias son evidentes.
Todas estas aves han crecido y nacido en el norte de Europa, ahora llegan a España a pasar el invienro.
Juvenil de grulla común (Grus grus) en vuelo, junto con otras grullas adultas.
Los bandos de grullas pueden alcanzar en algunos casos los cientos de aves.
Adulto de grulla común (Grus grus) con la mancha roja y los dibujos negros y blancos.
A pesar de ir en vuelo y a simple vista, se puede, en algunos casos diferenciar adultos y juveniles.
Agachadiza común (Gallinago gallinago) en vuelo, posiblemente espantada por algún lagunero.
EL plumaje de camuflaje de esta especie la hace invisible, en este caso, suerte que salió volando.
Andarríos grande (Tringa ochropus) en uno de los pocos lugares con agua.
Estas aves solo pasan el invierno con nosotros, el resto del año algunas se quedan en Alemania.
Ejemplar de 2º año de gaviota sombría (Larus fuscus) sobrevolando la parte inundada en Daimiel.
Ahora que llega el invierno se ven muchas sombrías invernando en el interior.
Bisbita pratense (Anthus pratensis) una de las especies de passeriformes que nos visita en invierno.
Le encantan los terrenos abiertos como los pastizales que se ven por las Tabalas.
Bisbita alpino (Anthus spinoletta) esta especie, como su nombre indica, es alpina.
Sin embargo, ahora en invierno, baja hasta estos lugares, donde el invierno es menos duro.
Petirrojo europeo (Erithacus rubecula) regordete y anaranjado, se deja ver de vez en cuando en Daimiel.
Al llega el invierno muchas aves del norte de Europa llegan hasta España donde es mucho más suave.
Mosquitero común (Phylloscopus collybita) junto a los bisbitas, alimentándose en los pastizales.
Es también muy habitual verle revolotear entre los tarays de las Tablas.
Zorzal común (Turdus philomelos) llega casi de noche al humedal.
Probablemente pase la noche entre el carrizo, lo que le da seguridad.

Las aves en paso

Son aves que han pasado el verano aquí, con nosotros y que ahora retoman su viaje de regreso a sus cuarteles de invernada en África. También son aquellas aves que no son habituales de las Tablas de Daimiel, pero que en su paso migratorio hacia el sur, ya sea para quedarse en España o para continuar hacia el continente vecino. Un ejemplo claro son las cigüeñas blancas (Ciconia ciconia) que tras haber criado en la península tienen que atravesar ahora el Estrecho de Gibraltar, auqneu muchas ya se quedan todo el año.

Cigüeña blanca (Ciconia ciconia) en la parte inundada de las Tablas.
Vimos muchos bandos, algunos en vuelo y otros descansando, esperemos que les vaya bien.
Bando de espátulas (Platalea leucorodia) este fue el único que vimos, bajaron junto con las cigüeñas.
Las espátulas pueden estar viajando hacia Doñana, lugar donde si es habitual ver bandos invernales.
Por último, una especie bastante estival y que probablemente esté en su viaje hacia el sur, es el martinete común (Nycticorax nycticorax) del que pudimos ver muchos ejemplares, tanto individuos adultos como juveniles con sus características motas blancas.

Juvenil de martinete común (Nycticorax nycticorax) es una especie que en primavera abunda en Daimiel.
Cría en las Tablas y ahora pone rumbo al sur. Muchos viajarán a África, otros se quedarán en Doñana.
Adulto de martinete común (Nycticorax nicticorax) sus preciosos ojos rojos son muy llamativos.
De colores cenizos con una espalda oscura que contrasta mucho con el resto del plumaje.
Juvenil en vuelo de martinete común (Nycticorax nycticorax) recuerda a una garza en pequeño.
Los juveniles tienen los ojos de un color anaranjado bastante bonito.
Juvenil de martinete común (Nycticorax nycticorax) arreglándose el plumaje.
Sus plumas son diferentes de los adultos, son marrones con pintas blancas en las puntas.
Este es el recorrido de diversidad que mis compañeros y yo pudimos sacar en varias visitas. Es un hermosos lugar, en ocasiones muy lleno de gente (sobre todo en fines de semana y festivos), que alberga una diversidad abrumadora, ya que esto es solo una aproximación de las posibilidades que presenta este Parque Nacional de las Tablas de Daimiel. Quedan muchas aves que ver y muchos lugares que visitar, aunque sin duda lo que nos queda pendiente es una visita para poder ver la diversidad estival de este emblemático humedal de La Mancha.

Me despido con esta hermosa imagen de uno de los atardeceres que pudimos disfrutar en las Tablas. ¡Hasta la próxima!